astrales

I

y el dolor
será
a través del alma
el espejo preciso inevitable


II

no es voz el susurro,
ni perceptible el llamado,
ni propio el deseo

no es mi gesto,
no es mi ausencia
lo que exclama

no es mi llanto lo que gime,
ni propio el éxtasis o la sombra

¿qué fuerza sin refugio
se entrelaza entonces
al nervio de la voluntad,
a la raíz de la acción,
al eco del pensamiento?

¿dónde nace el éxodo irredimible,
esta orfandad del sentir,
este grito sin boca?

primavera 09

un pliegue

un surco en el sueño
o un pliegue,
un gesto que no debía cruzar y muerde el tiempo
hasta desfigurarlo
en un susurro que no puede escucharse dormido
y sin embargo tu voz, o tu soplo
que pasa, que traspasa, que hiere
y ya tu boca
y yo tragando enteras tus palabras
hasta disipar tu voz
llevándola a la sangre,
que volvió a tus labios con el día,
la que agitaste en tus manos,
la del color de tu piel,
la que sangra el rocío
cuando atraviesa la noche
boca arriba
de cara a la luna
a su raíz
la misma que sostiene tus pies,
la misma que sostiene tu aliento
ahora entre mis manos juntas y vacías

(¿estás despierta?)
sólo para tu ausencia

toda del aire

aquí es donde te respiro
toda del aire

y tu pecho tibio, con pereza
va atravesando
el perfume de la mañana

butoh II

un vestido como un soplo, hilado con el tibio aliento de tu boca dormida, me visto con el aire de tu pecho para salir de la tarde y entrar en la memoria

noche

un puñado de tierra
atraviesa el pálpito
de un espíritu que se anuda
debajo del viento
al sonido que trae
este pulso de lluvia
y que ya es memoria perfumada
del barro

es de noche hace tres días
y es esta mediatarde
aquí en tus ojos
partiendo.

tengo frío de mirar
y ver que soy en la lluvia
allí en tus manos
aquí en tus manos
un puñado de mí
una inquietud del aire
que se agita
y se derrama,
una pregunta, si
sin nombre
hace tres noches
y un día

butoh I

tus huesos están helados
se erizan las pequeñas astillas
de cristal
con su música de blanca sombra
contra el viento
yo estoy desnudo
y sonrío
y mis manos sangran