un pliegue

un surco en el sueño
o un pliegue,
un gesto que no debía cruzar y muerde el tiempo
hasta desfigurarlo
en un susurro que no puede escucharse dormido
y sin embargo tu voz, o tu soplo
que pasa, que traspasa, que hiere
y ya tu boca
y yo tragando enteras tus palabras
hasta disipar tu voz
llevándola a la sangre,
que volvió a tus labios con el día,
la que agitaste en tus manos,
la del color de tu piel,
la que sangra el rocío
cuando atraviesa la noche
boca arriba
de cara a la luna
a su raíz
la misma que sostiene tus pies,
la misma que sostiene tu aliento
ahora entre mis manos juntas y vacías

(¿estás despierta?)
sólo para tu ausencia